He cabalgado por la vida en un potro de locura,
cubriendo mi cuerpo con indiferencia como armadura.
Quise a tantas…y solo a una amé
que fue mi amor juvenil, de primavera, que aún añoro
y en la soledad de mi invierno octogenente lloro
con lágrimas que no son visibles.
(Solo dentro de mi alma adolorida, tan sensible)
¡Cómo quisiera olvidarte!
¡Cómo hacerlo si en cada rostro de mujer te veo!
y en cada cabellera al viento veo tus cabellos flotar
y en los cimbreantes tallos de las flores
tu ansioso caminar recuerdo
y en su aroma, tu fina esencia de mujer amada ,evoco.
Como el primogénito Adán lamento,
en el ostracismo de mi soledad elegida,
la ausencia de mi paraíso perdido que es mi tormento.
No sabía que te amaba,
mi cobardía al amor te rechazaba.
Tuve miedo al amor y
quise tanto
y a quienes quise aún no pierden para mí su encanto.
En frío balance de los años transcurridos
reconozco que fue hermoso lo perdido
y que en tus brazos cariñosos hubiera encontrado
un refugio para mi pobre alma atormentada
de dudas y temores secuestrada,
que me traen recuerdos
de mis veranos juveniles…
y de mi amor de juventud, mi paraíso perdido.